27 de agosto de 2010

Fader Power !

UN CASO TESTIGO: EL FERNANDO FADER DEL BARRIO DE FLORES

Los 477 alumnos que usaron el paro para aprender y para pintar el colegio

Publicado el 27 de Agosto de 2010


En el colegio técnico Nº6 Fernando Fader la votación fue resolutiva: 477 alumnos levantaron la mano en asamblea y adhirieron a la toma simultánea de escuelas secundarias en reclamo de reformas edilicias y de una educación digna. Sin embargo, la decisión de permanecer día y noche en el edificio no los alejó de las actividades del colegio. Todo lo contrario. El lunes 23, muy temprano en la mañana, los alumnos discutieron cómo organizarse. A las pocas horas, ya funcionaban cinco comisiones. La de “seguridad”, encargada de que ningún extraño ingrese al colegio, se dividió en turnos rotativos de dos horas. En la de “limpieza y cocina” se anotaron todos. Los de “reparaciones” junto con los de “finanzas” coordinaron el presupuesto para los arreglos. En dos días, lijaron y pintaron tres aulas, dos baños y gran parte de la fachada del patio.
Otro grupo se ocupó de armar un cronograma de actividades para la semana: desde talleres sobre discriminación hasta clases de encuadernación y de grabado. Los de “prensa” pensaron estrategias para poder contar el conflicto hacia fuera y siguieron de cerca la cobertura que los medios le dieron a la protesta.
El colegio Fernando Fader está ubicado en el barrio de Flores. Es un edificio histórico que fue conocido como Palacio de las Lilas. Desde 2006, los estudiantes sólo pueden usar el 60% del establecimiento debido a una obra que avanza lentamente y en la que sólo intervienen tres obreros. “Algunos arquitectos y especialistas nos aseguraron que podría terminarse en tres meses”, dijo Federico, alumno de quinto año.
Durante el año lectivo, los chicos usan aulas y baños provisorios separados por durlock. “¿Les gustan las cataratas?”, preguntó un profesor del colegio. “Acá cuando llueve cae agua y se inunda.” En el salón contiguo, casi no queda rastro de la pared. Fue carcomida por chorros de agua y por humedad. “En el altillo guardaron 20 barriles de cloro. Explotaron, pudrieron todo el piso y se filtraron por el techo”, señala. Lo mismo ocurrió con la escalera. Desde hace un tiempo ya nadie puede subir al altillo: allí están guardados los empapelados originales.
El miércoles 23, el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, recibió a los alumnos representantes de las escuelas tomadas en una Sala de Infantes del ministerio. Funcionario y estudiantes discutieron sentados en sillitas que no superaban los 60 centímetros del altura. En esa reunión, Bullrich se comprometió a terminar las obras y pidió al grupo que levante la medida de fuerza.
Durante los días que duró la toma, cientos de adolescentes pintaron, limpiaron, repararon y aprendieron. Día tras día, hicieron del colegio, un lugar más habitable. Hasta presentaron y eligieron entre todos los bocetos de los murales que cubrirán la fachada de colegio. Federico, un alumno de cuarto año, explicó: “Los padres en un principio no estaban de acuerdo, pero cuando vieron todo lo que está haciéndose cambiaron de opinión.” <

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